DEBUT EN EL TEMPLO CON TIKI MERCADO

-¿Todavía no conoces el templo? ¿Todavía no has presentado en la librería Jumi en Madrid?

Me lo pregunta Tiki Mercado en una de estas mañanas de primavera de Barcelona. Tiki es así, sale de los libros de Josep Camps para cruzarse contigo en el barrio de Gracia y recomendarte algún disco de Rock and Roll. Le digo que no y me asegura que a su padre literario no le importará hacerme un hueco en su presentación madrileña de Rezos de vergüenza, la segunda aventura que protagoniza el sargento de los Mossos d’Esquadra, la policía autonómica catalana. No lo veo demasiado claro pero cuando Camps te insiste e Ilya Pérdigo, uno de los editores de Alrevés explica el plan de viaje, la tentación es irresistible.

-Pero si es la presentación de Josep y además no conozco a nadie en Madrid, soy un pobre debutante.

-Por eso, nadie mejor para hacer de padrino de El país de los crepúsculos que Josep Camps y Juan Laborda y la gente de Jumi. Son experiencias de las que cambian la vida. Y además viene Roger Clanchet.

Viernes. Ocho de la mañana. Estación de Sants. El sol aprieta anunciando un verano tórrido. La peor estación del año. Suerte de las vacaciones, pero claro, para un escritor free-lance que empieza cada mes con menos trescientos pavos gracias al brillante sistema de autónomos español, la palabra vacaciones es cuando menos inquietante. Se parece a paro. Se parece a no facturación. Se parece a precariado, que no es un estado económico sino un estado vital. Así es la literatura española real, la de los autores que no salimos en las listas de más vendidos (aunque no nos importaría).

Roger Clanchet y Josep Camps, selfie en el Ave rumbo a Madrid

Once de la mañana. Madrid. Primer destino, un bar. Merienda y hacia el Retiro, la función tiene que empezar. La Feria del libro es una especie de serpiente de colores. Casetas en ambos lados bajo la frondosidad del Retiro que a pesar de todo no basta para proteger la totalidad de expositores. La Feria es algo monstruoso, un paraíso de tentaciones del que te lo llevarías todo. Cuando me explican que dura tres fines de semana y todos los días que los unen parafraseo a Obelix: “están locos estos madrileños”. Locos por los libros. Flipante.

En la caseta conozco a Miguel de Cosecha Roja, la referencia valenciana para el género negro que estos días se encarga de comercializar, entre otros, los libros de Alrevés. En la caseta Laura Huerga, la editora de Rayo Verde, defiende el catálogo. Como ella centenares de editores, libreros, instituciones, escritores. Creadores de magia en forma de libros.

Una y media, Tiki Mercado vuelve a aparecerse detrás de un árbol del Retiro.

-Os conviene una siesta, la tarde será dura con este calor, la noche promete. Aprovechad.

Tiki tiene esta virtud, la de combinar la lógica con los impulsos más primarios. Cruzamos el parque y en nada aparecemos en el barrio de las letras.

-Jefe, ¿comeremos bien?

-No, fatal –asegura riendo.

La verdad es que el camarero no miente demasiado. La comida no pasa de correcta. La siesta es absolutamente reparadora aunque el apartamento que hemos alquilado es de vergüenza o de detención directa. Tiki Mercado está ausente y su padre Josep Camps es un buenazo. Tiki lo habría arreglado de otra manera. Con uno de sus prontos. Con unas esposas. Demoliendo el edificio. Es vergonzoso que haya gente que llame apartamento a menos de veinte metros cuadrados y tenga la desfachatez de alquilarlo. España va bien. En Barcelona pasa lo mismo. Lo que me parece alucinante es que haya gente que pueda vivir todo el año en espacios gemelos al que nos han asignado. Así se entienden muchas de las cosas que pasan en nuestra sociedad podrida. No hemos aprendido nada de las novelas de Dickens, no hemos aprendido nada de la historia.

Seis de la tarde, volvemos a la feria. Fernando Marías acaba de aparecer por la caseta. Marías ya definió el boom de la novela negra para esta revista: “el 90% de los escritores se pelean para vender 900 ejemplares y considerarlo un éxito”. Jodido precariado. Al menos en el Paris de los años veinte eran pobres y felices, Hemingway dixit. Como las masas dispuestas a llevarse un autógrafo de momento no aparecen, aprovecho y me escapo hasta la otra punta de la feria. Rocío Peñalta Catalán sigue firmando libros tres años después. Sus cuentos se llaman Andar por casa y los publica Cuadernos del Laberinto. Carlos Augusto Casas es el director de la colección Estrella Negra, y por tanto responsable de la recuperación del grandísimo Julián Ibáñez, indudablemente el mejor escritor de novela negra de España. Con un poco de suerte y justicia le darán el Hammett en Gijón, a pesar de la competencia brutal de este año con Marcelo Luján. En el paseo me cruzo con el gran Rafael Reig. Esto de la feria es alucinante. Adolescentes con bolsas con libros. Y los bares llenos, también.

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En la caseta 361 con Miguel de Cosecha Roja, Ilya Pérdigo, Roger Clanchet, Josep Camps y un servidor

-Ahora fliparás, vas a conocer a gente extraordinaria. –La frase le pertenece a Josep Camps, Tiki debe andar patrullando, aunque seguramente está en el bar preparando los discos de la noche.

Hay una cena organizada muy cerca del Retiro. Viene toda la troupe de la librería Jumi con Pere Cervantes, que acaba de presentar allí su última novela, La mirada de Chapman. Antes ha habido un juego, mientras esperábamos el cierre de las casetas: “Por diez céntimos, un dos tres, responda otra vez, escritores de novela negra españoles que vendan más de mil ejemplares”. Difícil dar con la respuesta porque eso obligaría a definir exactamente qué es la novela negra y no son horas. Pero el hecho de que las respuestas no abunden da idea de cómo está el sector. Se sobrelleva con alegría, tapas y calamares como los de la noche que empieza con encuentros, desvirtualizaciones y la primera copa servida como si se tuviese que acabar el mundo y hubiese que vaciar botellas para poder salvarse. Sigue la noche en Malasaña y acaba en el mismo barrio en un local con máquina de marcianitos de las de antes que es como vivir en Abierto hasta el amanecer, la peli de vampiros de Robert Rodríguez. En la planta baja hordas de cuerpos sudados lo dan todo mientras el último gintónic entra empujando y las pizzas de Il Siciliano nos llaman como el título del gran Mario Puzo, el hombre que antes de escribir El Padrino sobrevivía pergeñando cuentos para Penthouse y Playboy que dudo que algún consumidor de la revista llegase a leer. Antes de irnos pasamos ante el Penta y claro, Josep Camps saca a relucir conocimiento musical. Se agradece algo de cultura de madrugada.

Sábado, el día empieza en la plaza de Santa Ana en la que los bocadillos deben ser los más caros del mundo si exceptuamos Paris. Justo después nos trasladamos hacia la librería Jumi, que queda muy cerca de la parada de metro Antonio Machado y que es el templo de la novela negra española en la ciudad. Cecilia Herreros la cogió hace unos cuatro años y desde hace un tiempo las presentaciones reúnen a incondicionales de esta mujer que transmite pasión lectora por todos los lados en un establecimiento que también tiene peluches de Pepa Pigg, juguetes varios, material escolar, se hacen fotocopias y se trabaja por el bien de la literatura patria. Un lujazo. Con ella Roberto Márquez y Laura Márquez Herreros conforman el elenco de anfitriones que hacen que un autor entienda por qué Tiki Mercado hace las recomendaciones que hace. O Josep Camps. Ahora ya no sé cuál de los dos me explicó que una de las cosas grandes de ser escritor es poder presentar en esta librería madrileña y que el padrino del libro sea Juan Laborda Barceló. Debía ser Camps. Tiki no está para sutilezas.

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Sebastià Bennasar, Juan Laborda, Josep Camps

Antes de empezar el ritual de someterse a las preguntas del maestro presentador, Juan Carlos González me regala una de sus libretas personalizadas con la portada del libro. Detallazo que llega al alma. Nos conocimos en Salamanca en una cena con el gran Víctor del Árbol el día que le dieron el premio Pata Negra. Siguen las desvirtualizaciones: Marisa Arias (alias Nena Intrépida) ha venido desde Málaga a propósito. Juan Carlos y su mujer, Maribel, de Getafe. Juan Pedro Martínez Escolar-Noriega, que siempre está deseando volver a Macondo (no os perdáis su blog, http://volveremosamacondo.blogspot.com.es/) lo ha hecho desde Valladolid. ¿Qué tiene la librería Jumi y qué tiene Josep Camps que arrastran a toda esta gente? Preguntas que sólo cada uno de ellos podría contestar, pero apuntemos la palabra francesa charme para el autor de Melodía Quebrada y Rezos de vergüenza como explicación posible. Posibilidades.

Luego llega el turno de la presentación en sí. Y aparece David Bowie, el agente Cooper de Twin Peaks, Manolo Vázquez Montalbán, Jim Thompson, Jean Christophe Grangé, Pessoa, Lobo-Antunes e incluso el espíritu de Mohamed Alí, la reflexión sobre la violencia, nuestras concepciones sobre el género negro y la felicidad absoluta de haber encontrado el escenario perfecto y el presentador perfecto para debutar en la novela negra en castellano. La editorial ya la tenía, la que habla con sus autores.

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Selfie grupal-brutal en Los Poetas.

Final de fiesta, esto se acaba. Pero queda una última comida en un bar que se llama Los poetas, como una especie de premonición. Risas, sombrillas, tapas que van llegando a la mesa, el calor que se cierne como una amenaza, preludio de lo que tiene que llegar. El precariado del escritor se olvida en jornadas como estas. El coche de Juan Laborda hiende el asfalto de Madrid rumbo a Atocha. Cine, libros, hijos. La charla pendiente porque las cosas buenas siempre tienen que tener múltiples partes, reencuentros, tradiciones, luces de neón. Silencio en el tren. Duermen, dormimos. Al despertar, media hora más tarde que ha cundido como si fuesen cinco, empiezo a leer las memorias de Andreu Martín, De momento, todo va bien. Pues eso. Y gracias.

 

SEBASTIÀ BENNASAR



Categorías:Negro sobre Blanco, Pata Negra

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